miércoles, 13 de julio de 2011

¿Cómo surge el movimiento por la paz en México?


Como consecuencia de la guerra contra el narcotráfico puesta en marcha a partir de que Felipe Calderón asume la presidencia en México (2006), se ha desatado una ola de violencia producida por grupos criminales. La ciudadanía mexicana, acostumbrada a vivir en un país de paz y comunidad, se ha convertido en la víctima principal de extorsiones, secuestros, corrupción, impunidad, violencia contra las mujeres, asesinatos y tortura. El resultado de la estrategia de militarización seguida por el gobierno es que desde 2006 ha habido más de 40,000 muertos y otras 40,000 personas desaparecidas.

Los activistas, defensores de las víctimas y periodistas han sido un blanco especial de la delincuencia organizada. Los ataques a estos grupos han sido especialmente dolorosos por la impunidad de los criminales y la indiferencia de las autoridades a dar  justicia. Ya basta. Urge despertar. Sigue este blog para seguir las actividades un grupo de mexicanos que viven en Holanda y que queremos contribuir desde fuera. Hasta pronto.

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sábado, 2 de julio de 2011

CRÓNICA DE UNA MANIFESTACIÓN: 6 de abril

Eventos ocurridos el 6 de abril de 2011. Crónica de la primera (y espontánea) reunión de Mexicanos en Holanda por la Paz en México. 

Miles se unieron en las calles de distintas ciudades de México. Como residente mexicana en Holanda, recibí detalles (via facebook) de que habría actividades en la Haya, frente a la embajada de México en Holanda. Difundí la información lo más que pude, e invité a unos cuantos mexicanos que conozco que viven aquí.

Un amigo me confirmó, y la cita era a las 5 pm frente a la embajada, en la Haya. Cuando llegué, ya había 6 personas, dos de las cuales tenían entre 11 y 16 años, hijos de manifestantes. Yo era la séptima. Mi amigo Pablo llevó a su amiga Regina, hija de madre mexicana y padre holandés. Charo iba ataviada con motivos mexicanos y Amanda, a quien conocí vía facebook cuando me dijo que también asistiría, había preparado un cartel con información y unos folletos, y alrededor de las 5:40 nos acercamos a la embajada a dejar folletos en la caja de correos y a pegar el cartel con las siguientes peticiones:
  • Retirar al ejército de las calles
  • Dar justicia a los feminicidios de Juárez
  • Acción contra secuestros, desapariciones, grupos paramilitares, y persecuciones de activistas
  • Justicia para los pueblos Indígenas. No más Copala.
  • Respeto a los derechos de los trabajadores.
  • Alto a la impunidad de criminales y funcionarios implicados en crímenes y casos de corrupción.
  • Renuncia de Calderón y su gabinete.

A mí me parecen pertinentes los mensajes que Amanda nos hizo el favor de llevar, pero definitivamente no iba con este discurso previamente preparado. Creo que lo que nos llevó ahí fue sólo que, como toda la gente en México, estamos hasta la madre de ver lo que está pasando con nuestro país.

Nos quedamos afuera de la embajada platicando, compartiendo nuestras experiencias de vivir en Holanda, y compartiendo nuestros sentimientos por lo que sucede en México. Dentro de la embajada, nada. Sólo se asomaban tras las cortinas cerradas. Alrededor de las 6 pm, llega la policía (6 elementos, ¡cuando éramos 7 personas!), a preguntar qué estábamos haciendo. Les costó un poco de trabajo entender que personas desconocidas se reunieron por un mensaje que se difundió en internet y que fue organizado desde México por alguien que no conocemos, a raíz del asesinato del hijo de un escritor y poeta.

Las manifestaciones están permitidas en Holanda, pero hay que avisar de antemano al gobierno de la ciudad. Ese era un dato que no sabíamos, por lo que nos hicimos acreedores a una multa (el monto lo sabremos cuando llegue a nuestros domicilios). Los policías fueron amables, y se limitaron a tomar datos de todos los participantes y la declaración de Amanda, y a explicarnos como es el procedimiento de las manifestaciones y reuniones en Holanda. Nos pidieron que retiráramos el cartel, que no estuviéramos en la acera de la embajada y que nos retiráramos a las 7pm. También nos confirmaron que la embajada fue quien los llamó. Durante todo este proceso veíamos a los empleados de la embajada salir poco a poco, ignorando que estábamos ahí. A una de ellas le tocaron nuestros reclamos en alta voz: “NI UNO MAS, NI UNO MAS!!!”. Vimos a otros cuantos enterarse de lo que sucedía  a través de las ventanas.

Alrededor de las 6:20 salió el Jefe de Cancillería, el Sr. Gabriel Rosenzweig Pichardo, a platicar con nosotros y con la policía. Con suma diplomacia nos preguntó qué hacíamos ahí y contra qué nos estábamos manifestando (me extraña que hayamos tenido que explicarle ESO a un funcionario de la embajada mexicana!). Nos cuestionó sobre por qué no hicimos cita con la embajada o llamamos antes, que la embajada está ahí, para recibirnos y escuchar lo que los mexicanos tenemos que decir. Cuando le comenté que no llamar antes a la embajada no justificaba que llamaran a la policía respondió “esa es una opinión”. Claramente, (como pueden juzgar por este recuento) desconozco los protocolos de manifestaciones. Tal vez la regla no escrita dicta que se debe dialogar con la embajada antes de la demostración, como Javier Sicilia que se reunió con Calderón antes de la marcha, cosa que me parece cuestionable. Aún así me parece que en el caso de 7 individuos como nosotros, el sentido común definitivamente NO indicaba esconderse tras las cortinas y enviarnos a la policía, así, sin avisar, sin enviar a alguien de ellos que nos preguntara qué estábamos haciendo. Aunque se agradece el gesto del funcionario de acercarse a hablar con nosotros, conozco el lenguaje de la diplomacia y el mensaje entre líneas era: “Así no se hacen las cosas, en vez de manifestación debieron hacer una cita con la embajada. Fue justificado llamar a la policía y no recibirlos. Y por cierto, la inseguridad en México no es culpa de Calderón, no es un problema tan sencillo.” Mis compañeros(as) de la demostración podrán llenar mejor que yo este hueco, porque en ese momento dejé de escuchar lo que decía.

Los policías le hicieron unas preguntas, suponemos que para corroborar que no pertenecemos a organización alguna y que nuestra historia (facebook, marchas en México, etc.) era legítima. A las 6:45 nos dimos cuenta que el embajador se había salido del edificio mientras hablábamos con el funcionario que se acercó, y concluimos que no tenía caso quedarnos. Bastante molestos por la actitud de la embajada (que dice mucho acerca de la política del gobierno de México, y la línea que reciben las embajadas respecto a este tipo de expresiones de opinión), y elucubrando entre chistes acerca del monto de la multa, nos retiramos a nuestras casas.

SIGO hasta la madre, y ahora más molesta porque nos llamaron a la policía de forma, como yo lo percibo, injustificada. Molesta porque el diálogo pudo haber sido muy distinto, cuando lo único que queríamos era expresar nuestra inconformidad con los acontecimientos en México y la indiferencia del gobierno. Hasta ayer, no tenía nada en contra de la embajada per se. Sólo era el lugar donde íbamos a manifestarnos. A partir de ayer confío aún menos en la voluntad de quienes nos gobiernan para conversar y dar un trato justo a sus connacionales  y voz a nuestras preocupaciones.

Asistieron:
Mexicanos en Holanda por la Paz en México