"Sólo le pido a Dios, que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente."
Sonaba la voz de Mercedes Sosa mientras mis compañeros y yo preparábamos todo para la ofrenda en honor a nuestros 50,000 muertos en Casa Migrante, Amsterdam. Dedicamos la ofrenda a todas esas personas con un nombre, una identidad y un rostro que fueron víctimas de la violencia achacada a la lucha que sostiene el gobierno contra el crimen organizado. Rendimos tributo a todos ellos, que ya no están con nosotros, pero que nos recuerdan con su memoria la importancia y urgencia de no cesar exigiendo la paz y la justicia.
Una semana antes nos habíamos reunido para pulir los detalles del evento. Queríamos que todo saliera perfecto. Hablamos de los pendientes y el programa. Al salir de allí me quedé pensando en lo ambiguo que es “trabajar por la paz” o “luchar por ella”. Nos enfrentamos a un monstruo muy grande, muy violento. Solos no podremos contra él.
Vuelvo al día de nuestro evento. La voz de Mercedes Sosa me acompañaba en la mente mientras registraba a los asistentes. El programa comenzó a tiempo. Poco a poco comenzaron a llegar más y más personas. Muchos interesados en conocer más sobre la tradición del día de muertos, otros interesados en la paz y la justicia de México.
Fue una tarde muy emotiva tanto para nosotros como para los asistentes. Recordamos a nuestros 50,000 muertos. Hicimos visible su memoria y lo seguiremos haciendo.
Mientras veía a los mexicanos y holandeses allí reunidos, pensé que tal vez no podamos cortar la cabeza del monstruo de un solo golpe, pero sí que podemos comenzar por dañar su maligno y corrupto cuerpo. Por lo menos podemos llegar a más voces y entre todos, después golpearlo más duro hasta, algún día, derribarlo. Estoy completamente segura de que esa tarde las voces de las víctimas fueron escuchadas; nos fuimos con esa satisfacción a casa.
Extiendo un agradecimiento a Casa Migrante Amsterdam, sus colaboradores y a los familiares y amigos que nos ayudaron a organizar este evento.
Personalmente, agradezco a mis compañeros por no ser indiferentes a la guerra, a las muertes y a la violencia; por ser una fuente de inspiración y valentía cuando el monstruo me asusta; por dedicar su amor y tiempo a la causa que nos une: la paz en México.
“Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente”.
Gracias a todos por no olvidar fácilmente.
sábado, 12 de noviembre de 2011
Ofrenda a nuestros 50,000 muertos
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